Durante los últimos meses del embarazo, debes considerar la nutrición en cada
comida. En este momento, mientras tu bebé se prepara para vivir fuera de tu
cuerpo, se está desarrollando rápidamente: sus pulmones y sus riñones se están
haciendo más fuertes, de manera que pueden empezar a realizar las funciones que
ahora están realizando tus órganos, y su cerebro está madurando a paso rápido.
Al mismo tiempo, tu cuerpo se está preparando para producir leche, de manera tal
que puedas seguir nutriendo a tu bebé durante la lacta en los
meses venideros. Las elecciones que hagas ahora sobre la comida contribuirán a
que tu bebé comience una vida sana y a que toda la familia adquiera hábitos
alimenticios saludables.
En 2005, el Centro de Promoción y Políticas en Nutrición del USDA lanzó una
nueva Pirámide Guía de Alimentos. Conocida como MyPyramid (Mi pirámide), el
nuevo diseño destaca la variedad, la moderación, la proporcionalidad y la
personalización. También se incluyen guías para el embarazo y la lactancia.
Comenzar con energía
Durante el último trimestre, los
bebés suelen aumentar alrededor de un cuarto o media libra por semana. Para
asegurarte que se mantenga este patrón de crecimiento estable, debes comer lo
suficiente como para aumentar una libra por semana, para lo cual necesitarás 300
calorías adicionales por día. El consumo adicional de energía también contribuye
a que tu volumen de sangre aumente, de modo que pueda proveer al bebé los
nutrientes necesarios, preparar los senos para que produzcan leche y hacer que
tus músculos estén fuertes para el parto. Nunca intentes perder peso o
restringir las calorías que consumes durante el embarazo. Si lo haces, es
probable que te sientas deprimida, inquieta y estresada, y aumenten las
probabilidades de que tu bebé nazca prematuro, que sea pequeño y que esté menos
preparado para la vida fuera del útero.
Construye una base con proteínas
Las proteínas ocupan
el segundo lugar en importancia en una dieta después del consumo de calorías.
Durante el embarazo, necesitas aproximadamente un 20% más de proteínas que lo
normal para que el feto crezca, para que el útero y los senos se desarrollen y
para prepararte para la lactancia. Si tu dieta cumple con las recomendaciones de
la pirámide que sugieren consumir de 5 a 7 onzas de carne y 3 tazas de leche por
día, probablemente ya estés consumiendo la cantidad suficiente de proteínas para
satisfacer tus necesidades y las del bebé que está creciendo.
Ahora concéntrate en la fuente de las proteínas: el pescado, la carne roja, la carne de ave, los huevos y los lácteos deben ser una parte importante de tu dieta. Debido a que el desarrollo del cerebro de un bebé puede verse afectado por los peligrosos niveles de mercurio que contienen algunos pescados, la FDA recomienda que las mujeres embarazadas eviten la carne de pescado de grandes predadores, como el pez espada y la caballa gigante. Sin embargo, es seguro ingerir hasta 12 onzas por semana de los pescados más comunes, como el bacalao, el salmón y el atún ligero en lata.
Ahora concéntrate en la fuente de las proteínas: el pescado, la carne roja, la carne de ave, los huevos y los lácteos deben ser una parte importante de tu dieta. Debido a que el desarrollo del cerebro de un bebé puede verse afectado por los peligrosos niveles de mercurio que contienen algunos pescados, la FDA recomienda que las mujeres embarazadas eviten la carne de pescado de grandes predadores, como el pez espada y la caballa gigante. Sin embargo, es seguro ingerir hasta 12 onzas por semana de los pescados más comunes, como el bacalao, el salmón y el atún ligero en lata.
Las mujeres ovo-lacto vegetarianas, aquéllas que consumen lácteos y huevos
pero no carne, deben aumentar el consumo de productos lácteos y complementar la
dieta con proteínas obtenidas de frijoles, semillas y frutos secos. Las mujeres
que son vegetarianas estrictas (vegans), es decir que no consumen ningún
producto derivado de animales, incluidos lácteos, pescado y huevos, deben
asegurarse de incluir en su dieta suficiente leche de soja enriquecida, tofu,
frijoles cocidos, frutos secos y mantequilla de frutos secos. La dieta de un
vegetariano estricto no contiene la vitamina B12 que se obtiene de la carne y
los lácteos, la cual es fundamental para la producción de glóbulos rojos, el
desarrollo del cerebro y el metabolismo, de modo que estas personas deben
compensar esta deficiencia con productos de soja fortificados o suplementos
nutritivos.
Variar la dieta
Durante el embarazo, todos los
requerimientos de nutrición aumentan: tu necesidad de consumir ácido fólico,
hierro y vitamina B6 aumenta alrededor de un 50 por ciento, ya que esos
nutrientes promueven la formación de glóbulos rojos sanos y reducen el riesgo de
aparición de anemia durante el embarazo y el nacimiento. Además de contribuir
con el suministro de oxígeno a todos los tejidos, estos nutrientes participan en
la división celular y la síntesis de proteínas, lo cual los hace particularmente
importantes durante este momento de rápido crecimiento fetal.
La folacina, o ácido fólico, se encuentra en vegetales de hojas de color verde oscuro (tales como la espinaca y la lechuga romana), las legumbres y los cítricos. Sin embargo, debido a que la mayoría de las personas consume cantidades relativamente bajas de folacina, también se la agrega a muchos productos de granos que se conocen como “fortificados”, tales como los cereales, el pan, la pasta y la harina. Para consumir la suficiente cantidad de hierro, elige cereales fortificados que provean un 100% del valor diario de 18 miligramos recomendado por la FDA. Consume alimentos ricos en vitamina C (cítricos, tomates y ajíes verdes) combinados con alimentos ricos en hierro (productos de granos fortificados) para aumentar tu capacidad de absorción de hierro. Las carnes magras también constituyen una excelente fuente de hierro que se absorbe fácilmente sin tener que agregar vitamina C. La vitamina B6 se encuentra en granos integrales y cereales fortificados, carnes rojas, carne de ave, pescado y frijoles.
La folacina, o ácido fólico, se encuentra en vegetales de hojas de color verde oscuro (tales como la espinaca y la lechuga romana), las legumbres y los cítricos. Sin embargo, debido a que la mayoría de las personas consume cantidades relativamente bajas de folacina, también se la agrega a muchos productos de granos que se conocen como “fortificados”, tales como los cereales, el pan, la pasta y la harina. Para consumir la suficiente cantidad de hierro, elige cereales fortificados que provean un 100% del valor diario de 18 miligramos recomendado por la FDA. Consume alimentos ricos en vitamina C (cítricos, tomates y ajíes verdes) combinados con alimentos ricos en hierro (productos de granos fortificados) para aumentar tu capacidad de absorción de hierro. Las carnes magras también constituyen una excelente fuente de hierro que se absorbe fácilmente sin tener que agregar vitamina C. La vitamina B6 se encuentra en granos integrales y cereales fortificados, carnes rojas, carne de ave, pescado y frijoles.
Bebe suficiente líquido
Durante el último trimestre se
producen varios cambios en tu cuerpo que aumentan la necesidad de líquidos. A
estas alturas, tu volumen de sangre habrá aumentado aproximadamente un 50 por
ciento, de manera tal que los nutrientes puedan ser transportados fácilmente a
la placenta. Además, ahora la comida pasa con mayor lentitud por los intestinos,
lo cual aumenta las probabilidades de estreñimiento. Por eso, no dejes de tomar
líquidos: los necesitarás para mantener el suministro de sangre adicional, y los
líquidos adecuados junto con la fibra alimentaria pueden contribuir a prevenir
el estreñimiento.
También es posible que notes que te cansas más si estás deshidratada, y
necesitas tener la mayor energía posible estos días. Bebe al menos de ocho a 10
vasos de agua o líquido por día. Asimismo, puedes sustituir algunas frutas o
verduras con jugo, aunque el jugo no contiene la fibra que se encuentra en las
frutas y las verduras enteras. Intenta consumir leche extra todos los días para
ayudar a tu bebé a desarrollar huesos fuertes y para reducir el riesgo de
osteoporosis más adelante.
Aliviar la acidez estomacal
Es común que las mujeres se
quejen de tener acidez estomacal durante el embarazo. Eso sucede porque el bebé
que está creciendo ejerce una gran presión sobre el estómago, al mismo tiempo
que las hormonas relajan los músculos que cierran el esófago, lo cual hace que
suba el ácido estomacal. Para prevenir o reducir la acidez estomacal, intenta
relajarte y comer lentamente. Ingiere comidas pequeñas cuando tengas hambre,
aunque eso signifique comer seis veces al día o más. La gravedad puede ayudarte
a que los ácidos se mantengan asentados en tu estómago, así que siéntate para
comer y evita recostarte durante al menos una hora después de una comida o un
refrigerio. Es posible que sientas que los alimentos muy condimentados o grasos
aumentan tu acidez estomacal, de modo que debes tratar de evitar consumirlos por
la tarde o la noche.
Escucha a tu cuerpo
Para calcular tus necesidades
calóricas, presta atención a tu hambre: de esa forma, seguirás un patrón de
aumento de peso naturalmente saludable. No esperes a estar muerta de hambre. Si
lo haces, es más probable que comas grandes cantidades de alimentos que no son
saludables.
El hecho de mantener una dieta nutritiva durante estos últimos meses importantes antes del nacimiento influirá en tu salud y en la de tu bebé. Para la mayoría de las mujeres, la comida sabe mejor que nunca durante estos meses del embarazo. Por este motivo, es un momento ideal para disfrutar de comer mientras esperas la llegada del bebé.
Cris Valiño
El hecho de mantener una dieta nutritiva durante estos últimos meses importantes antes del nacimiento influirá en tu salud y en la de tu bebé. Para la mayoría de las mujeres, la comida sabe mejor que nunca durante estos meses del embarazo. Por este motivo, es un momento ideal para disfrutar de comer mientras esperas la llegada del bebé.
Cris Valiño
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